Le damos la bienvenida a Chengdu

Idéntica importancia tiene la visita al majestuoso Buda de Leshan, una estatua esculpida en piedra a 70 metros de altura. El lugar ofrece al viajero una vibrante e inesperada ventana a la China espiritual, con tradiciones firmemente arraigadas en tiempos remotos. Una simbiosis entre el hombre y la naturaleza, consolidada desde tiempos inmemoriales, que puede comprobar ascendiendo al monte Emei Shan. Se trata de una de las cuatro montañas sagradas de China y le da la bienvenida a una tierra donde pequeños puentes de madera tallada, templos suntuosos y escalinatas de piedra son el hogar de colonias de monos y otras especies de la variada fauna autóctona.

Pero un viaje a Chengdu es también un viaje para los sentidos, no solo para la mente. No debería olvidarse de dar un paseo por las calles comerciales del palacio de Qingyang o de Wen Su Fang para regalarse algún que otro capricho y saborear recetas de la cocina de Sichuan en el Zifi Club.